La
educación hoy, gira en torno en conceptos brillantes y sopesados todos a las
mismas aspiraciones de objetivos e enajenables y absortos dilucidaciones. Mas,
a la vista de nuestros ojos, adherimos discrepancias distintos a los argumentos
pegados en un libro, y encontramos creencias falsas que falsean más nuestro
temor. Pero, somos hombres con sueño, templemos nuestra alma de sabiduría
ejemplar para utilizarlo en momentos de óbices en el viaje de nuestras vidas.
Porque, como bien y sustancioso causó una chispa de inquietud en los oídos de
todos, que: “no transformemos el mundo
transformemos al hombre para que transforme al mundo”
Sí
a la pedagogía se le atribuyera una puerta de entrada invisible, nadie poseería
el temor de ingresar a su libre
albedrío. Y todos sin excepción tendríamos una pizca de una buena formación en
cuanto se trate a la educación.
Una
de las características del currículo es de ser flexible. Esto genera un cambio
en los contenidos de las propuestas de acuerdo al espacio y entorno
sociocultural, pese a ello, en pocas oportunidades se ve un currículo sin
cambios y siguen a los estudiantes con otras y distintos procesos de enseñanza,
generándose la pérdida de la identidad cultural.
Si
en el aprendizaje, se lograra la tarea formidable de que los estudiantes construyan
sus propios aprendizajes, existiría un cambio independiente, nacido de sus
propios ideales.
La
enseñanza contribuye a templar el alma, con explícitas pastillas de sabiduría y
verdaderas voluntades de enseñanzas de un buen maestro.
Por
Ángel D. Prado Ayala
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